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  • Writer's pictureEric Harris

Milei gana la partida.




El presidente Javier Milei comenzó una partida de ajedrez el 10 de diciembre pasado, contra un rejunte de niños poco inteligentes, caprichosos y que solo se han dedicado a jugar de forma ruidosa y desprolija, cantando al compás del verso progre socialista, y haciendo trampa de forma burda y muy poco disimulada.


Milei comenzó la partida en desventaja, eso sí, pero tiene en su poder a la reina, una de las piezas más importantes, que es el Ejecutivo Nacional, sumando un caballo y una torre en las cámaras del Congreso, y un ejército completo de peones aguerridos y en avanzada que llevan las riendas de la opinión publicada en las redes sociales y reflejan el 56% de su apoyo popular.


Mientras tanto, los parásitos de la casta política ya no tienen más a la reina en su poder, pero sí poseen un ejército completo de alfiles, torres y caballos en gran parte del Congreso, la Justicia y las gobernaciones. También les quedan tres míseros peones atrasados e inmóviles en el tablero, que son la militancia callejera, los sindicalistas que entregan a los trabajadores y los periodistas ensobrados.


La casta política, conformada principalmente por la izquierda, el peronismo kirchnerista y una buena parte de lo que fue el fracasado rejunte de Juntos por el Cambio, se ha dedicado a hacerle trampa al pueblo argentino durante décadas, enarbolando su discurso con el nefasto mecanismo dialéctico que legitima su hipocresía y deshonestidad conocido como "corrección política". Muestras de esta estafa hay para revolear por el aire: la obscenidad de los casos de corrupción, privilegios, falsificación de billetes e inflación, un sinfín de impuestos y regulaciones inútiles, cientos de miles de ñoquis, y contrataciones irregulares de todo tipo. Y como si fuera poco, todo este rejunte de vividores del fruto del trabajo ajeno, no tuvieron disimulo en dejar sus manos sucias bien marcadas en las votaciones en contra de la primera Ley Bases y el mega DNU, ambas herramientas para acabar con los curros y la inseguridad, y sentar los cimientos para la liberación de los argentinos.


En este juego de ajedrez político, me faltó mencionar algunos atributos esenciales que caracterizan a nuestro excelentísimo presidente, y que hacen de la partida actual una victoria muy posible a favor del proyecto de transformar la argentina en una potencia y líder a nivel mundial.


"La diferencia entre un loco y un genio es muy sencilla: el éxito" le hemos escuchado sostener en reiteradas oportunidades a Javier Milei durante los años previos a sus candidaturas como diputado y presidente. Sin recursos, sin estructura, teniendo en contra a toda la casta política y mediática, él logró lo imposible. Dos atributos fundantes explican su éxito: las ideas y la fe. De allí es que se ha forjado en él un verdadero carácter de lucha en esta batalla política y cultural, marcado por las convicciones, el coraje, el conocimiento de causa (no solo en su especialidad, que es la economía, sino también en otras áreas como la estrategia política, la seguridad, la defensa, el capital humano, la conservación cultural, etcétera) y un nivel de espiritualidad y fundamentos teológicos que lo posicionan en el extremo opuesto a la tentación de la corrupción y la ambición de poder. De más está decir que su nivel de coeficiente intelectual está por fuera de lo ordinario.


Del otro lado, la casta política no sabe dónde está parada ni tiene idea para donde moverse.


Faltan dos jugadas finales para acorralarla por completo y hacerle un jaque mate que quedará para los libros de historia: las elecciones legislativas de 2025 y la reelección presidencial en 2027. El éxito político electoral dependerá de 3 victorias que todo indica que se van a ir consolidando en los próximos meses: eliminar el cepo cambiario, acabar con la inflación y avanzar contra la inseguridad. De darse el caso, no nos debería sorprender que los niveles de aprobación al gobierno derechista de Milei escalen arriba del 70%.


Quienes analizamos y vemos la partida desde la platea (sin encontrarnos en la mesa chica), solo nos queda disfrutar del momento histórico que estamos viviendo, leyendo en entrelíneas los acontecimientos, siendo prudentes con las observaciones, y cooperando y apoyando en lo que podemos a este proyecto político y cultural que tiene por objetivo la reconstrucción de la Patria.


Instamos a nuestros pares a no dejarse llevar por la ansiedad y por intentos de protagonismo, tampoco por esbozar críticas poco constructivas y por divulgar preocupaciones propias de quienes nada han logrado con sus posturas fallidas, conformistas y adversas al riesgo.


Milei viene ganando la partida, y por bastante margen. Hay mucho de qué ocuparse, seguro, pero de qué preocuparse, poco y nada.



- Por Eric Harris. Analista político, y escritor del Decálogo de la Nueva Derecha Argentina.


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