Enfermedad del alma, no de la mente.
- Eric Harris

- Sep 16
- 3 min read

El mal existe desde que Caín mató a Abel. Prohibir las armas no nos va a resguardar de alguien que pretende cometer un crimen. Tampoco nos va a salvar el relativizar tales actos por medio del victimismo progre, ni vamos a diagnosticar bien el problema si le damos un grado de patología psiquiátrica.
Tengámoslo bien presente: el mal es una enfermedad del alma, no de la mente. El malestar mental de la persona es una consecuencia, no la causa. Por ello, no coincido cuando se sostiene que un asesino o un criminal es un enfermo de la cabeza. Eso es no entender el problema ni ver la raíz de la cuestión. Eso nos priva de encontrar una verdadera solución a la debacle moral y espiritual que sufren nuestras sociedades.
La izquierda es un mal que trata de imponer la división, el ateísmo y el relativismo moral, tomando diferentes formas: marxismo, liberprogresismo, posmodernismo, wokismo y hasta satanismo. Tal ideología lleva a la exacerbación de los peores sentimientos y actos humanos: el odio, el miedo, el resentimiento, la envidia, la lujuria, el adulterio, el robo, la violencia desmedida, el asesinato y la negación de la Creación de Dios.
Esto que describo es el veneno que empezó a tomar Tyler Robinson cuando entró a la “universidad”, cuatro años antes de asesinar a Charlie Kirk. Sí, escribo universidad entre comillas porque hoy en día lejos están de ser centros de estudio en pos del entendimiento, el debate y la búsqueda de la verdad, sino que son antros de adoctrinamiento neomarxista. Aclaro para que no se malentienda: no estoy desligando de su responsabilidad individual al asesino, quien debe ser condenado con el mayor peso de la ley.
Sepamos que, en mayor o menor medida, en la actualidad hay cientos de millones de sujetos desmoralizados en Occidente que se dejaron seducir por esta ideología destructora, materialista y hedonista, que se ha empecinado en enaltecer el "sentirse bien” a costa de "hacer el bien”, eliminando la brújula moral que toda persona de bien y responsable debe tener para el desarrollo virtuoso y espiritual. Estos individuos vacíos de nuestro tiempo han sufrido un lavado de cerebro por parte de colegios, universidades, medios y redes sociales, con ideas que atentan contra todo lo virtuoso que hace a nuestra civilización, por lo que tanto lucharon nuestros antepasados: la familia, los valores cristianos, la Patria y la libertad.
Por ello, hay que seguir dando la batalla cultural contra la corrupción izquierdista por parte de políticos, periodistas, magnates, influencers, profesores, etc. En todo lugar, ya sea en público, en reuniones sociales o en nuestras casas. Pero hay que saber también que con ello no basta. La fe debe cumplir un rol primordial, y Charlie Kirk lo tenía muy en claro.
Solo conocer a Dios a través de su gracia, cultivar la fe y tomar contacto con gente verdaderamente creyente, puede rescatar y hacer florecer a las personas hundidas en un pozo espiritual. No un psicólogo, ni menos un hospital psiquiátrico. Estos últimos solo pueden aplicar parches o dopar a sus pacientes (empeorándolos en muchos casos), no curarlos de raíz.
La conversión espiritual es el camino. Es el inicio para una vida llena de verdad, propósito y significado.
El amor de Jesucristo es capaz de cambiar un corazón de piedra por uno de carne. Nunca lo olviden.
Está en nosotros diagnosticar bien el problema de nuestro tiempo, y entender que la batalla de fondo es espiritual.
- Por Eric Harris. Analista político, y escritor del Decálogo de la Nueva Derecha Argentina (lo pueden encontrar en www.seacabolajoda.com/decalogo o en Mercadolibre)



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