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  • Writer's pictureEric Harris

JESUS NO ERA SOCIALISTA


La izquierda pretende imponer la mentira de que el mensaje de Jesús era en esencia socialista por el hecho de que él ayudaba a los más necesitados, porque ponía en tela de juicio a la riqueza material y porque echó a los comerciantes del templo.

Para refutar tal falacia vale aclarar varios puntos. El principal es que Jesús predicaba para que en las comunidades reine la caridad y la solidaridad. Moralizar al ser humano, hacer a las personas buenas por medio de la palabra de Dios, era la prioridad de nuestro Salvador. Tales virtudes cristianas son acciones que derivan de las decisiones voluntarias y libres del ser humano. Todo lo contrario al socialismo. Un régimen socialista pretende coartar la libertad de elección del resto de la población para darle el poder absoluto a un estado centralizado. En este contexto la ayuda al prójimo se extingue, el robo institucional se consolida (con los argumentos demagogos de la “redistribución de la riqueza” y el “estado de bienestar”) y la sociedad se desmoraliza cayendo en la envidia, el rencor, el odio y el conflicto constante. El cristianismo tiene poco o nulo lugar en un régimen así. Es por ello que en el comunismo la religión está prohibida, las personas dejan de alabar a Dios para pasar a adorar al Estado socialista y a los tiranos que lo gobiernan.


Podemos concluir entonces un concepto clave: SIN LIBERTAD NO PUEDE EXISTIR UN BIEN MORAL, ya que sin juicio, ni decisión, ni responsabilidad individual, una persona adulta deja de ser sujeto de moral, para pasar a ser el resultado de los mandatos totalitarios del régimen de turno.

Respecto a los ricos, vale aclarar que el mensaje de Jesús apunta a que la vorágine consumista y el confort material que genera la acumulación de riqueza conforman sin duda un contexto de mayor tentación para el pecado y las acciones inmorales. De seguro es más difícil lograr el arrepentimiento y la salvación del alma de una persona pudiente que la de una persona carenciada que se sacrifica a diario para subsistir. Es por ello que los cristianos creemos que nuestra moral es indispensable para el desarrollo espiritual de nuestra vida, y más aún debe estar presente en la vida de quienes más comercian y acumulan riqueza y poder en nuestras comunidades. Pero esto de ninguna manera quiere decir que una persona exitosa económicamente no pueda llegar a la salvación, ni tampoco garantiza a la pobreza como un pasaje directo al reino de los cielos.

Con respecto a lo sucedido en el templo, Jesús al echar a los comerciantes claramente nos enseña que en la casa de Dios, donde existe una iglesia, no hay lugar para la especulación crematística, que es lo que estaban haciendo aquellos mercaderes en un contexto donde las personas llegaban a orar desde lejos y con mucha necesidad. Jesús si estaba a favor de los intercambios libres y voluntarios, pero dándose en el lugar correspondiente, en el mercado, y no en el templo de Dios.

Por último, vale mencionar algunos aspectos claves que terminan de probar que Jesús no era ningún socialista ni abogaba por la implementación de un régimen totalitario. Cristo consideraba a la recaudación de impuestos como un robo y a los recaudadores como pecadores. La idea de un estado centralizado que le quita por la fuerza el fruto del trabajo a los ciudadanos no podría estar mas lejos de la moral cristiana. Si bien para nosotros la vida en comunidades es muy importante, las mismas deben regirse moralmente por los valores cristianos (entre ellos la caridad y la ayuda al prójimo, que deben ser voluntarios y nunca impuestos por la violencia institucional), y tales asociaciones comunitarias deben ser autónomas y libres en su conformación (para que ninguna rija totalitariamente sobre otra y para que no haya lugar para una tiranía). Es por ello que el federalismo es tan importante en nuestras naciones cristianas, la evidencia empírica ha probado incontables veces que cuando se le da el poder absoluto a un estado centralizado es cuando se comienza a corromper todo. La descentralización política en comunidades y provincias verdaderamente autónomas es la forma de organización social cristiana por excelencia. Por el contrario, la centralización del poder y el monopolio institucional totalitario por el que abogan los izquierdistas y socialistas es la vía de entrada del mal en nuestras comunidades. No olvidemos que el diablo tentó a Jesús con todos los reinos del mundo, era por medio de ese poder absoluto que el maligno quería apoderarse del alma de Cristo. Es por ello que la izquierda y el socialismo son los dos grandes males que tiene hoy en día la humanidad, porque corrompen al ser humano en todos los ámbitos y lo desmoralizan hasta que termina siendo esclavo y funcional al régimen demagogo y totalitario de turno. 👉 Descarga sin cargo el Decálogo de la Nueva Derecha Argentina en https://www.seacabolajoda.com/decalogo-nueva-derecha-argentina 🇦🇷

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